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Del género de los rubivirus, la
rubéola es el único miembro, sin embargo su cuadro clínico es totalmente
diferente al provocado por los alfavirus, al igual que su forma de difusión. De
los arterivirus no se conocen casos.
Tratamiento:
No existe un tratamiento específico para la rubéola. La actuación de los especialistas durante la enfermedad suele centrarse en el control de los síntomas y va dirigida a mitigar la fiebre y el malestar general, como si se tratara de un proceso gripal. Se recomienda reposo y el aislamiento del paciente para evitar nuevos contagios. Hay que acudir al pediatra si el niño con rubéola respira con dificultad o la tos dura más de cuatro o cinco días. Se administran antibióticos en caso de infecciones bacterianas (otitis o neumonía).